Una de las ventajas de vivir en Madrid es la proximidad a San Martín de Valdeiglesias, que ya era una ciudad, según José Ramón, cuando Madrid todavía era una aldea. Pero lo importante es que la proximidad ha permitido nuestra asistencia (la Reina y yo) a la cena de amigos en que se abrieron las primeras botellas de la primera cosecha que Montse y José Ramón han elaborado a partir de la uva garnacha que ellos mismos han criado en su finca.Excelentes la comida, las bebidas, la tertulia, los amigos... En orden creciente. Como era el comienzo de las fiestas locales, presenciamos a las 12 de la noche el castillo de fuegos artificiales, sentados en la enorme mole de granito que señala el centro de la finca. Después vino el chocolate con bizcochos que había preparado Montse.
Por si fuera poco, volvimos cargados de frutas y verduras recogidas en aquel pequeño paraíso: uvas, higos, ciruelas, manzanas calabacines... He hecho esta fotografía sobre el periódico para que podáis apreciar qué "cosas" tiene José Ramón. ;-)
Por cierto, ya podéis ver en Google Docs el centenar largo de fotografías del viaje que los anfitriones habían seleccionado para todos nosotros.
ano, demasiado para nuestro cuerpo liberaloide, el humor y la picaresca de los taxistas, como exponentes del pueblo, la brisa de libertad que casi sentimos al leer en le Granma la próxima liberación de los presos, la final del mundial que siempre quedará en la memoria por las especiales circunstacnias en que la vivimos y montón de cosas más que permanecen ahí con agrado (y con cuestionamiento para nuestras vidas) en la retina de nuestro cerebro, donde se almacenan la imágenes para poder ser rumiadas, mejor que cualquier colección de fotos. Un abrazo a todos y todas. Os deseo un feliz verano, que nos permita volver a nuestros centros y quehaceres no sé si con ardor revolucionario, pero sí con mucha ilusión transformadora. 
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